jueves, 10 de enero de 2013

Venderse y la creatividad

Sean K. Reynolds es un autor de fantasía y juegos de rol de larga trayectoria, y trabajó en el desarrollo de la tercera edición del escenario de campaña de Reinos Olvidados, una de las ambientaciones y universos fantásticos más populares y conocidos en el mercado de rol y fantasía. Desde que Wizards of the Coast (la empresa creadora de Magic: the Gathering, que absorbió TSR -creadores del Dungeons & Dragons original antes de ser comprados por Hasbro -la multinacional de juguetes) relanzó el primer juego de rol de la historia con un nuevo sistema de reglas en 2000, hubo críticas reiteradas sobre el interés de WotC de vender libros llenos de numeritos en vez de libros con trasfondo y, digamos, chicha. Parece que incluso llegó un momento en que la polémica se convirtió en lucha dentro de la empresa, y es sobre lo que Reynolds escribió en su blog, un relato en clave de sátira, con muchos dobles sentidos, en el que el autor cuenta cómo el interés comercial de WotC acabó venciendo a quienes dentro del equipo de desarrollo querían, igual que muchísimos fans, mantener la profundidad y el contenido que se espera de un libro de Reinos Olvidados. Os dejo, pues, con la traducción de su The Story of Donut Cores and Forgotten Rums.

Esta es una historia sobre los elfos que trabajaban en Juegolandia. Los elfos escribían libros de recetas, de dos tipos en concreto: libros sobre Donuts Básicos y libros sobre Rones Olvidados. Los libros de Donuts Básicos tenían un montón de recetas (los elfos llamaban a estos libros de muchas recetas "libros crujientes" por razones que ahora no vienen a cuento) y daban muchas sugerencias sobre las cosas que podías hacer con estos Donuts Básicos, pero no tenían nada de historias ni descripciones interesantes sobre el origen de los Donuts Básicos, su historia o famosos personajes que hubieran utilizado estos Donuts Básicos. Los libros de Rones Olvidados eran menos crujientes, pero tenían historias sobre las recetas de Rones, historias sobre el origen de los Rones, e información sobre la gente que hacía esos Rones. Aun así, los elfos sabían que a mucha gente le gustaban los Donuts Básicos y a otra mucha le gustaban los Rones Olvidados, así que siguieron haciendo ambos tipos de libros. 

Desafortunadamente, los elfos estaban gobernados por una necia pero poderosa raza llamada los Contadores de Habichuelas. Los Cuentahabichuelas sólo estaban interesados en las habichuelas. Pasaban de la diversión, de las tradiciones y de todo, sólo existían las habichuelas para ellos. Cuantas más, mejor. Ni siquiera hervían las habichuelas antes de comérselas: cuanto más crujientes, mejor. 

Un día, después de que tres libros de Rones Olvidados salieran de la imprenta, los Cuentahabichuelas se pusieron a mirar el número de libros vendidos por los elfos, y tuvieron preguntas. Fueron al taller de los elfos, capturaron a unos cuantos con redes de caza y se los llevaron al Castillo Saladereuniones para interrogarlos. 

-Hemos estado mirando vuestros libros -dijeron los Cuentahabichuelas-, y de esos libros de Rones Olvidados, dos son muy crujientes: el Escenario de Camping de Rones Olvidados y el Magia de Fae Ron, y uno no es tan crujiente, Señores del Ronoscuro. Un libro de Donut Básico vende unas 75 copias, y vuestros dos libros crujientes vendieron unas 75-100 copias. El que era menos crujiente vendió sólo 40 copias. Estamos preocupados porque vuestro siguiente libro de Rones Olvidados, La Mascada Argéntea, es tan poco crujiente como Señores del Ronoscuro. No creemos que la gente vaya a comprarlo. Queremos que todos vuestros libros sean más crujientes, incluso los de Rones Olvidados. Quitad un poco de historia, tramas y toda esa caspa, y hacedlo más crujiente. ¡MÁS CRUJIENTE!

Los elfos estaban aterrados y confundidos. 

-¡Pero parte del encanto de los libros de Rones Olvidados son sus partes no crujientes! A la gente le gusta saber de dónde vienen los Rones, conocer famosos bebedores de Rones y las historias que hay tras las recetas de Rones.

-¡MÁS CRUJIENTES! -fue la respuesta.

-Pero -protestaron los elfos-, cuarenta libros sigue siendo una cantidad muy decente. Recordad, hace sólo unos años, éramos afortunados si conseguíamos vender diez copias de uno de nuestros libros. ¡Vender cuarenta es maravilloso!

-¡MÁS CRUJIENTES!

-Pero -todavía intentando entenderse con los cabeza de serrín que eran los Cuentahabichuelas- un libro de Rones Olvidados es más caro que un libro de Donut Básico. Ganamos más dinero con cada libro de Rones Olvidados que con un libro igual de grande de Donut Básico. ¡Más dinero son más habichuelas!

-Hmmm -eso pareció interesar a los Cuentahabichuelas-. Aun así, nos gusta vender 75 ó 100 copias. Vender 75 ó 100 copias queda mejor que vender 40, sobre todo de cara a nuestros malvados amos, los Haze Brothers [NdT: traducir esto impide que se vea la referencia a Hasbro], que no entienden de habichuelas, sólo de cantidades vendidas.

Los Cuentahabichuelas se rascaron las cabezas entre ellos (ya que sus cabezas estaban tan hinchadas de poder que sus débiles brazos, que nunca habían trabajado, no podían alcanzar bien sus cabezas, de forma que tenían que ayudarse entre ellos a la hora de rascarse) y pensaron. Tras una semana de reflexión (durante la cual los elfos se aburrieron someramente y pasaron mucha hambre, porque seguían atrapados en las redes en las que los habían capturado para llevarlos al Castillo Saladereuniones), los Cuentahabichuelas tomaron una decisión.

-Vamos a hacer una prueba para ver si lo que decís es cierto: que la gente prefiere los libros que no son crujientes. Vamos a observar qué resultados obtiene ese nuevo libro, La Mascada Argéntea. Si vende más que Señores del Ronoscuro, seremos más benévolos con esos otros libros de Rones Olvidados que queréis hacer: Uvas Pasas de Fae Ron y... --no puedo leer el título de ese próximo "libro regional", pero no importa-- y os dejaremos hacerlos. Pero si La Mascada Argéntea no tiene más éxito que Señores del Ronoscuro, os haremos cambiar lo que son los libros de Rones Olvidados. Quitareis las tramas, las historias, los famosos, y los haréis crujientes. Taaaan crujientes...

-¡Pero eso arruinará la esencia de los Rones Olvidados! ¿Por qué decir que son libros de Rones Olvidados si van a ser exactamente iguales que un libro de Donuts Básicos?

-La gente lo comprará sólo porque pone "Rones Olvidados" en la portada. 

-¿Podemos negarnos a hacer esta prueba?

-No.

Y de esta forma los elfos fueron liberados, y regresaron a sus casas en los árboles y en las colinas. Se lamentaron y rezaron, porque sabían que los Rones Olvidados estaban en juego, y sabían que la gente que compraba libros de Rones Olvidados nunca entendería por qué los libros cambiarían si los elfos perdían la prueba de los Cuentahabichuelas.

Desearon con todas sus fuerzas que a la gente le gustara La Mascada Argéntea y que lo compraron. Ansiaban que la gente hablara de todas las cosas que les gustaron sobre La Mascada Argéntea, lo que animaría a otros a echarle un ojo. Y soñaron con que la gente interesada en La Mascada Argéntea lo compraría en los tres primeros meses desde que saliera a la venta, porque los Cuentahabichuelas analizaban atentamente esos primeros noventa días y prácticamente ignoraban el resto. El fin de los Rones Olvidados estaba cerca, y sólo un interés general rápido en un libro de calidad podía salvarlo.

Eso sucedió hacia 2002, que es cuando Reynolds se marchó de WotC. Hacia 2003, la mayoría de libros de Reinos Olvidados tenía una proporción sorprendente de contenido "crujiente", y en los siguientes años los libros se convirtieron progresivamente en una parodia de lo que habían sido alguna vez, algo que culminó en 2008 con el lanzamiento de la cuarta edición de Dungeons & Dragons y del escenario de campaña que nos atañe, repleto de reglas, numeritos y opciones para crear personajes ganadores, pero con una cantidad irrisoria de trasfondo.

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